lunes, 7 de febrero de 2011

Once

Como el tocayo Paez, Rodolfo quería decirle a Vera: Y dale alegría, alegría, a mi corazón, es lo único que pido al menos hoy... Pero era tarde, ella estaba fría, casi calculadora. Rodolfo nunca entendió como era posible que nunca se le olvidara nada a ella cuando se trataba de algún conflicto, por mínimo que fuera el conflicto o el detalle.

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