martes, 12 de junio de 2012

Cincuenta

Antes de ser poeta MBC fue periodista. Él mismo lo dijo en alguno de sus talleres de periodismo extremo con los que recorrió el país: los periodistas se hacen en los periódicos, a chingadazos y mentadas de madre, abusando de uno mismo. Pero después de ese proceso el periodista se acuerda que gana un poco más del mínimo y que necesita más. MBC casado y esperando un hijo le rascaba a los pasados y presentes incómodos de algunos diputados, les hacía llegar "la nota" que enviaría unas horas después a varios medios de comunicación. Recibía la llamada del diputado desesperado, lagrimeando a moco tendido, pactaban una cantidad y era la esposa la que entraba como visitante conocida al congreso a recibir el cheque.

martes, 5 de junio de 2012

Cuarenta y nueve

M.B.C. les dijo que lo podían llevar preso, pero que se llevaba consigo el libro, que era un arma que los policías no sabían usar, que todo con lo que los atacaría sería con la palabra y vaya que se habían encontrado con un maestro. Mientras le ponían las esposas se mofaron de él en tres tiempos: primero le dijeron que era maravilloso que tuviera barba y bigote y cabello largo, que entrando se lo cortarían para ver si no se le caía lo intelectual, segundo hacían fintas para golpearlo con el libro como si fuera macana (le decían que los ignorantes sabían darle uso o cualquier cosa inútil) y tercero, iban a ese cliché: Tú que eres poeta y en el aire las compones...

domingo, 3 de junio de 2012

Cuarenta y ocho

Detuvieron al poeta M.B.C., junto a dos de sus colaboradores, jefes de plaza, en una misión encubierta, una falsa deliberación de un nuevo premio nacional. Al momento de la detención habían logrado deshacerse de la mitad de los originales. Entre las páginas de uno de los libros, una antología en la que aparecen la mayoría de los que conforman la red, se encontró una relación de posibles seudónimos sospechosos. Antes de llegar el boletín de prensa aparecieron en internet manifiestos poéticos e incluso cartas al presidente para liberar a tan reconocidos poetas, incluso, que les habían robado un reloj y lo esperaban de regreso. Al solicitar a la notaría entregara las plicas aseguró el notario que habían desaparecido.